Tal parece que el Metro de la Ciudad de México arrolló las aspiraciones presidenciales de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Tal parece que el Metro de la Ciudad de México arrolló las aspiraciones presidenciales de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
O al menos eso debería ocurrir. En cualquier país que se precie de no ser una república bananera, Sheinbaum y Ebrard no deberían ya ni tener posibilidades de aspirar a ser candidatos a nada, porque cargan la responsabilidad política de 29 muertes ella y 26 él, por políticas públicas, errores, omisiones de supervisión de proyectos fundamentales para que funcione con normalidad la capital del país, como el caso del Metro.
Acaso por eso ya el presidente Andrés Manuel López Obrador debería estar pensando en una nueva terna de corcholatas de Morena para 2024, en la que incluso tenga que incluir a quienes no ha promovido hasta hoy, como el senador Ricardo Monreal, a quien acaso por ello no quiso confrontar el 29 de diciembre en su conferencia mañanera.
Con Sheinbaum, el Metro, principal medio de transporte, enfrenta la mayor crisis en sus más de 50 años de historia. Ella carga la responsabilidad política de 29 fallecidos en 4 accidentes, que la opinión pública considera en su mayoría que ocurrieron por mantenimiento deficiente. En el desplome trágico de la Línea 12, fallecieron 26 personas; una persona en el choque de Tacubaya; otra en el incendio del Puesto Central de Control, y el sábado anterior murió una joven y hubo 57 lesionados a consecuencia del grave accidente de la Línea 3.
Morena acusa a la oposición de uso político de la “tragedia” en la Línea 3, como parte de un intento de control de daños, porque perdieron la narrativa y predomina la conclusión de que se trató de descuido oficial, atribuido a la jefa de Gobierno, quien por cierto llegó más de 3 horas después al lugar del accidente el sábado, porque andaba de gira de campaña en Michoacán.
Esa pérdida de la narrativa generó tal debilidad a Sheinbaum, que tuvieron que salir los 21 mandatarios emanados de Morena y partidos aliados como abajofirmantes de un desplegado de apoyo. Dicen que se “solidarizan con ella y con las víctimas” de metrazo del sábado. Acusan que se ha hecho un “uso político, faccioso e inmoral” del accidente. Por supuesto que este apoyo se dio por instrucciones de Palacio Nacional, porque Sheinbaum por sí sola no tiene ese liderazgo.
Tan es consciente Sheinbaum de los problemas en el Metro, que en diciembre instaló el Consejo Consultivo, que busca frenar la descomposición de este sistema de transporte durante los últimos 25 años que ha gobernado la supuesta izquierda en la capital.
Por eso incluyó en tal Consejo, que ni sesiona, ni nada, porque tiene más la intención presidencialista 2024. Por eso incluyó al ex director del Metro y hoy diputado local del PRD, Jorge Gaviño, enemigo de Ebrard, y quien más información tiene contra éste de la construcción deficiente de la Línea 12.
Precisamente Sheinbaum ha señalado de manera implícita a Ebrard como responsable. En su Cuarto Informe de Gobierno ante el Congreso, en octubre pasado, lo llamó “trágico accidente de la Línea 12 a consecuencia de problemas de origen”. Es decir, la responsabilidad política y moral de esos 26 muertos recae en la corcholata Ebrard.
Sheinbaum y Ebrard parecen arrollados por el Metro y Adán Augusto López no levanta en las encuestas. Por eso ya en los corrillos políticos del grupo en el poder se empieza a hablar de una nueva terna de “corcholatas” de López Obrador para 2024. Lo veremos.
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *