Al parecer Batres también utiliza a los párrocos y obispos; a los inmuebles de culto católico para reivindicarse. Por ejemplo, en agosto de 2021 difundió una foto de él junto al cardenal Carlos Aguiar, arzobispo primado de México, a quien visitó en la Basílica de Guadalupe.
Glorieta de Colón
Alejandro Lelo de Larrea
El miércoles 5 de abril, como lo ha hecho desde agosto de 2021, Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México –como en la “Conquista de México” de Hernán Cortés–, con la espada (fusil) y la cruz por delante –cual si fuera del imperio católico–, encabezó la instalación de un nuevo módulo del programa pomposamente llamado “Sí al Desarme, Sí a la paz”.
Fue en la Parroquia de San Hipólito, en la Alcaldía Cuauhtémoc, donde por supuesto lo acompañó el párroco, pero también un oficial de alto rango del Ejército Mexicano. “Es un programa para canjear armas por dinero, entonces ponemos módulos en los atrios de las parroquias y ahí recibimos las armas de manera anónima, porque lo que queremos es que las armas salgan de los hogares…”, alega Batres, quien a esta actividad le extrae jugo político con miras a su aspiración de ser candidato de Morena a jefe de Gobierno en 2024, y si les alcanza ganar la contienda Constitucional.
Al parecer Batres también utiliza a los párrocos y obispos; a los inmuebles de culto católico para reivindicarse, pues en mayo de 2019, siendo presidente del Senado, participó en la realización de un homenaje en el Palacio de Bellas Artes para Naasón Joaquín García, líder en México de la religión la Luz del Mundo.
En aquellos días se difundieron varias fotografías –que es fácil encontrar en redes sociales– de Batres con Naasón Joaquín. El gran problema es que días después de ese homenaje en Bellas Artes el líder religioso fue detenido en Estados Unidos acusado de abuso sexual, y procesado penalmente. En junio de 2022, Naasón Joaquín se declaró culpable de abusar de tres menores de edad. Desde entonces, Batres ha negado cuando es necesario que tenga alguna relación con el convicto.
Batres también ha posteado fotos de otros momentos en que anda de la mano con sacerdotes católicos, como cuando el 31 de agosto de 2021 visitó al cardenal Carlos Aguiar, arzobispo primado de México, en la Basílica de Guadalupe. Ahí consiguió el permiso para que los párrocos de la CDMX apoyaran el programa “Sí al desarme, Sí a la paz”, que según ha permitido recolectar unas 8 mil armas de todo tipo de calibre y más de un millón de balas y municiones.
En la implementación de este programa, Batres aprovecha los encuentros con líderes religiosos acaso también para de imagen de ser una blanca paloma. Es su doble moral –como él mismo se refiere despectivamente a la derecha–, porque por otro lado le hace el trabajo sucio a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al promover el odio, la división entre los citadinos, la persecución política contra la oposición.
Hay otros casos concretos en que también le atribuyen hechos represivos a Batres. Por ejemplo, en enero pasado, mandó a un grupo de golpeadores –según denunció la oposición–, sin importarles que hubiera familias en un evento en que la Alcaldía Álvaro Obregón festejaba el Día de Reyes. Policías de la demarcación tuvieron que controlar los hechos violentos.
O también cuando a principios de diciembre Batres y el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch, ordenaron reprimir a pobladores de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, sólo porque bloquearon una calle para exigir su derecho al agua y por ello oponerse a una serie de obras hídricas que no les consultaron previamente. Así, con el fusil y la cruz por delante, “Sí al desarme, Sí a la paz”.
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