El pasado 28 de abril, en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador sentó a sus corcholatas: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal –recién aceptado–, y les dijo: “La muchacha y los muchachos; los muchachos y la muchacha son los cuatro que se encargarán de dar continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación”.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El pasado 28 de abril, en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador sentó a sus corcholatas: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal –recién aceptado–, y les dijo: “La muchacha y los muchachos; los muchachos y la muchacha son los cuatro que se encargarán de dar continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación”.
Sólo uno será el candidato presidencial 2024, por lo que el gran problema es ¿qué hacer con los otros tres que no resulten beneficiados del dedazo presidencial? ¿Qué le dan a Claudia si ella no es? ¿Senado, Cámara de Diputados, Gobernación, Conacyt? Si Ebrard no es, ¿qué le dan? ¿Repite en Cancillería, Gobernación, Senado, Diputados? Si Monreal no es, ¿qué le toca? Es quizá el caso más cuajado, pues lo más probable es que le toque la Ciudad de México. De los cuatro, es el único habilitado para el cargo. Y si no fuera Adán, ¿repetiría en Gobernación? ¿Acaso el Senado? En la negociación, se pueden hacer ajustes con gubernaturas, senadurías, diputaciones, alcaldías.
Ese día también quedó claro que el método de selección del abanderado no será la encuesta, como se había previsto durante mucho tiempo. La principal afectada de esa decisión es Claudia Sheinbaum, pues a pesar de que es quien se ubica como la más conocida de las cuatro corcholatas, ahora ya ese no será el factor determinante.
Será un acuerdo político, un «acuerdo de unidad» la manera de seleccionar al candidato presidencial de Morena para 2024, y por eso Sheinbaum anda más que preocupada. Tanto así, que ha dicho que no se separará del Gobierno de la CDMX, a no ser que sea designada candidata presidencial de su partido.
Dijo el martes: “Por el momento no tenemos pensado renunciar. Todavía tenemos muchas cosas que cumplir en la ciudad. Y eso, en todo caso, pues se verá después si es que salimos arriba en las encuestas”. Acaso andaba con otros datos la jefa de Gobierno, porque el método ya no será la encuesta. Será dedazo presidencial.
Y ese dedo se ha desplazado en las últimas semanas hacia Adán López, para muchos quien mejor representa la continuidad del proyecto de López Obrador. Monreal lo refiere así: “Es quien ejecuta las decisiones y del Gobierno Federal; es el hombre de mayor confianza del presidente. El poder del presidente López Obrador ha sido ejercido de manera notable y conciliadora por Adán Augusto”.
En las últimas semanas empieza a notarse el viraje presidencial hacia Adán López, acaso con señales hacia los gobernadores y algunos en el Gabinete. Por ejemplo, Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana; los gobernadores de Nayarit, Baja California, Sinaloa, Tlaxcala, Sonora, Hidalgo, Quintana Roo, que se suman a otros que ya estaban con Adán, como Yucatán, Tabasco, Chiapas. Y aunque parecen bastante imparciales, los jerarcas de las Fuerzas Armadas tienen ligera inclinación a favor de Adán López. “Es con quien más se identifican”, dice una fuente confiable.
Adán López tiene ventaja en esta recta final, porque Monreal ya está con él. Y del caso de Ebrard, casi es imposible que tuviera un acuerdo con Sheinbaum, pero en cambio sí puede tenerlo con el titular de Gobernación. De ser así, López Obrador tendría argumentos para designar a su paisano como el candidato para sucederlo. La pregunta de nuevo: ¿Y qué van a hacer con Claudia? Lo veremos.
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