Nada que celebrar. Muy a su pesar, el jefe de Gobierno, Martí Batres tuvo que encabezar la reapertura de 5 estaciones de la Línea 12 del Metro, porque la principal autoridad de esta ciudad tenía que tomar la responsabilidad de la “operatividad segura”, algo que nunca quiso asumir su antecesora, Claudia Sheinbaum, porque ponía en riesgo su carrera presidencial.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Nada que celebrar. Muy a su pesar, el jefe de Gobierno, Martí Batres tuvo que encabezar la reapertura de 5 estaciones de la Línea 12 del Metro, porque la principal autoridad de esta ciudad tenía que tomar la responsabilidad de la “operatividad segura”, algo que nunca quiso asumir su antecesora, Claudia Sheinbaum, porque ponía en riesgo su carrera presidencial.
En buena medida esa fue la razón por la que en los últimos meses se fue retrasando la reapertura de las estaciones del tramo elevado, pues no parece que estén convencidos 100 por ciento que ya no existe riesgo. El escenario que temían es que si Sheinbaum reabría y ocurría algún accidente –aunque no fuera trágico– le afectaría directo en sus aspiraciones presidenciales. Hoy, Batres asumirá la mayor parte del costo político.
Las dudas sobre la responsabilidad del desplome de un tren de la Línea 12 –ocurrido el 3 de mayo de 2021, lo que causó la muerte de 26 personas (una menor de edad) y más de 100 lesionados–, siguen persiguiendo a quien fuera jefe de Gobierno cuando se construyó, Marcelo Ebrard, hoy corcholata presidencial. Pero también a Sheinbaum, porque se cayó en su administración. Existe un peritaje que elaboró la empresa noruega de DNV, cuya conclusión es que ambas administraciones tienen responsabilidad, pues refieren problemas de diseño y construcción, así como fallas en las inspecciones y el mantenimiento como causas concurrentes en la tragedia. Ninguno se salva.
Batres se blindó y por eso desde días antes de la reapertura anunció que obtuvieron el Dictamen de Seguridad Estructural y registraron la Constancia de Seguridad Estructural tras las pruebas realizadas. Pero no ha dado detalles de quién les otorgó tal peritaje, ni lo hicieron público como es su obligación legal, política y moral, para brindar tranquilidad de los ciudadanos. El dictamen es responsabilidad directa de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse), cuyo titular es el secretario Jesús Esteva.
En la inauguración del sábado hubo hechos que van a perseguir a Sheinbaum y a Batres. El primero: la desconfianza de los usuarios, quienes dijeron que se van a subir al Metro porque no hay otra forma para transportarse.
El segundo: Batres no se escapó de las protestas sociales, en específico los más de 200 comerciantes que conforman la agrupación “Yo también soy víctima de la Línea 12”, y que desde hace más de un mes esperan que continúe el diálogo en el salón de usos múltiples de la Secretaría de Gobierno (SecGob), pues piden que se les compense por las pérdidas que han sufrido tras más de dos años de tener cerrada la Avenida Tláhuac, donde tienen sus pequeños negocios.
El director de Concertación de la SecGob, Mario Camaño pretendió engañarlos el viernes pues les pidió que no fueran a protestar a la reapertura a cambio de que les resolverían su conflicto por la mañana del sábado. Les mintió, y por eso fueron a plantarse frente a Batres, sumados otros comerciantes a quienes les prometieron hace semanas que sus cheques ya estarían listos y la Secretaría de Economía de Fadlala Akabani no les ha cumplido.
Así, año y medio después de lo prometido por el presidente Andrés Manuel López Obrador se reabrió sólo la mitad de la Línea 12. Y lo peor es que hasta la fecha quien fuera la directora del Metro cuando el desplome, Florencia Serranía, no ha sido molestada ni con el pétalo de un citatorio.
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