La ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, virtual ganadora de la contienda entre las corcholatas, tiene en sus manos la gran decisión estratégica que le podría consolidar el triunfo presidencial en 2024: sellar en definitiva una sólida alianza con Ricardo Monreal.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, virtual ganadora de la contienda entre las corcholatas, tiene en sus manos la gran decisión estratégica que le podría consolidar el triunfo presidencial en 2024: sellar en definitiva una sólida alianza con Ricardo Monreal con lo que no sólo sería el candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, sino también se haría cargo de ganar la elección en la zona centro del país.
No es descabellada esta alianza ni que Monreal se hiciera cargo de esa zona del país, pues se enmarca en el razonamiento de la instrucción que les dio a las ‘corcholatas’ el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 28 de abril en Palacio Nacional. Sentó a Sheinbaum, Monreal, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard y les dijo: “La muchacha y los muchachos; los muchachos y la muchacha son los cuatro que se encargarán de dar continuidad al proyecto de la ‘Cuarta Transformación’”.
Desde aquellos días se dijo que el primer lugar de la encuesta será la candidata presidencial; el segundo lugar el jefe de los senadores; el tercer lugar de los diputados, y el cuarto lugar un cargo público en el gobierno federal.
En realidad, más allá de los cargos, la estrategia presidencial es repartir territorios. Es decir, que Ebrard, por ejemplo, se haga cargo de comandar las campañas en el norte y occidente del país; Adán Augusto en el sureste, y como se dijo, Monreal en el centro del país. Serán una especie de ‘vicepresidentes’ del territorio que les asignen, algo parecido a cuando el presidente Lázaro Cárdenas le entregó a los generales ganadores de la Revolución estados de la república para terminar de pacificar al país de la guerra civil, aunque luego se convirtieron en caciques.
Es un hecho que Sheinbaum ganará la encuesta de AMLO, y los que saben en Morena estiman que logrará aproximadamente un tercio de las simpatías, algo así como el 32%; Ebrard quedará segundo con alrededor del 22%; Adán Augusto y Gerardo Fernández Noroña (PT) rondarán el 15%, y Monreal y Manuel Velasco (PVEM) entre el 6% y el 8%.
Sheinbaum tendría que ser muy sensible políticamente hablando al negociar su alianza con Monreal, pues no debería catalogar su fuerza política en los puntos porcentuales que logre en la encuesta, sino en la labor que cumplió para legitimar el proceso que la ungirá candidata, principalmente para catalizar a Ebrard, pero también para que se integrara a Velasco entre las corcholatas, a pesar de que esa intención de voto se le fue a Monreal, y por eso es que bajó aproximadamente del 10% al 5%. Es decir, Monreal se convirtió en la autoridad moral en la interna de Morena.
En esta lógica, Sheinbaum seguramente también tiene claro que si no hace un pacto con Monreal no sólo puede perder la Ciudad de México, sino hasta la Presidencia de la República y por eso tal alianza es mucho más importante que imponer a Omar García Harfuch o a Clara Brugada en la candidatura a la CDMX.
En el centro del país, Monreal tiene trato directo con los gobernadores que salieron del Senado para ganar su estado, y cuentan que le tienen confianza porque cumple su palabra. Ahí están Julio Menchaca, de Hidalgo; Mauricio Kuri, de Querétaro, y del Estado de México Delfina Gómez, incluido su principal operador Higinio Martínez. Y hasta Martí Batres, jefe de Gobierno sustituto, viene del senado, del cual fue presidente en 2018-2019 gracias al respaldo de Monreal.
Es cosa de días para ver si Sheinbaum consolida la alianza con Monreal. Lo veremos.
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