La oposición tiene el temor fundado de que el próximo domingo, cuando se implemente la segunda etapa de lo que llaman intento de fraude electoral que echó a andar Morena desde el año pasado, exista también la tentación de que, si el partido oficial se ve perdido, haga un cochinero para reventar la elección. FOTO: Especial
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La oposición tiene el temor fundado de que el próximo domingo, cuando se implemente la segunda etapa de lo que llaman intento de fraude electoral que echó a andar Morena desde el año pasado, exista también la tentación de que, si el partido oficial se ve perdido, haga un cochinero para reventar la elección.
Es más verosímil si se analiza el perfil de Morena. Suelen actuar así los partidos en el gobierno, pero en este caso sobre todo porque traen el ADN del viejo PRI dinosáurico, en el que empezó López Obrador, y también el rey de los mapaches electorales, Manuel Bartlett.
En la oposición traen información de que en una imprenta en Durango produjeron millones de boletas electorales falsas para introducirlas en las casillas de secciones, donde en 2021 tuvo mayor votación la coalición PAN, PRI y PRD. La intención es generar irregularidades que rebasen el 10% de la votación y puedan anular miles de casillas, incluso a grado tal de reventar la elección, con tal que Santiago Taboada no gane. Pero esa no es la única triquiñuela que preparan para donde tienen perdido. Ya activaron la “compra” de la credencial de elector, para reducir el voto opositor.
Con el enorme aparato electoral que traen, en Morena van a revivir corregidas y aumentadas las mapacherías del viejo PRI. Por ejemplo, la “operación tamal”, que ahora pomposamente le llaman piramidal. No es otra cosa que invitar a vecinos a desayunar y de ahí acarrearlos a las casillas, por supuesto con un pago por voto de por medio.
El “carrusel”: en una casa bien resguardada, un “líder” paga por votos. Alguien inicia la cadena: va a la casilla con boletas falsas escondidas. Ahí le entregan las auténticas, que se guarda, y deposita las fake. Las boletas en blanco se las lleva al “líder”, y se las entrega a cambio de un pago. Éste marca los candidatos de Morena y se repite el proceso de depositarlas y traerse las boletas en blanco.
“Urna embarazada”. Ya es muy difícil de usar, pero todavía se puede en zonas donde es el reino de la selva. “Operación diarrea”. Le llevan alimentos con purgante a los funcionarios de casilla y se tienen que retirar por la urgencia de entrar al baño. Preguntan entre los presentes quién los quiere sustituir, y ahí van a estar los guindas para apuntarse. El partido toma el control y hasta “casillas zapato” puede lograr. O al menos anular boletas para restarle a la oposición.
“Tarjeta Monex” hoy “tarjeta del Bienestar”. Le toman foto a la boleta tachada por Morena, luego cargan la imagen en una aplicación, en la que se le debe poner nombre, folio de la boleta y clave de elector. Esto evita que una misma foto sirva para muchas personas. La app lo detecta y evita. Cubierto el requisito se hará un depósito en su tarjeta para lo cual hay presupuesto hasta de 2 mil pesos. Es posible que el recurso no llegue. Los líderes suelen quedarse una buena tajada.
También existe el riesgo de que desde la Presidencia del IECM, a cargo de Patricia Avendaño, subordinada a la 4T, pueda filtrarle a Morena cuáles son las secciones electorales donde van a levantar los conteos rápidos, y que ahí Morena atiborre las urnas de votos a su favor. Algo así le hicieron a Marcelo Ebrard en la encuesta interna para la candidatura presidencial.
En la CDMX la moneda está en el aire, con ventaja para Taboada por el humor social de la capital. Por eso el riesgo de que Morena recurra a cualquier clase de triquiñuela para ganar o reventar la elección. Lo veremos.
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