Decía el más ilustre ideólogo político mexicano Don Jesús Reyes Heroles: “Las reformas tardías (le agrego-“y adelantadas”) son reformas fracasadas”. Al PRI, actualizarlo con adaptabilidad como la gran divisa democrática priista: “compartir parte del poder, para conservarlo; y desarrollar una mejor y mayor democracia para la gobernabilidad de la mayoría siempre acompañada por las minorías”.
Carlos Díaz de León Valdez
Decía el más ilustre ideólogo político mexicano Don Jesús Reyes Heroles: “Las reformas tardías (le agrego-“y adelantadas”) son reformas fracasadas”. Al PRI, actualizarlo con adaptabilidad como la gran divisa democrática priista: “compartir parte del poder, para conservarlo; y desarrollar una mejor y mayor democracia para la gobernabilidad de la mayoría siempre acompañada por las minorías”.
Eso lo ratifico al analizar las leyes electorales que inician en 1918 y culminan en 2014. La modernización progresista del PRI deberá basarse en las ideas y las experiencias de sus predecesores más determinantes (Calles, Cárdenas, Ávila Camacho, Madrazo-padre, Reyes Heroles y Colosio), para renovarlo y refundarlo con las ideas ayer y hoy; y con ello, poner al PRI en manos de una dirigencia al servicio de la militancia y del pueblo, ese es el compromiso y la propuesta de Alejandro Moreno “Alito”, para que el PRI sea un espejo fiel que refleje los auténticos intereses y sueños del México representativo sustentado en una ciudadanía exigente, reclamante y demandante.
Ha llegado la hora: “el PRI cambia o muere” (pongamos nuestras barbas a remojar, viendo la muerte del PRD), por tanto, sus liderazgos más que importantes sean útiles para que el PRI del deber ser se equipare con el PRI del ser; y por primera vez en su larga historia de 95 años (PNR-1929, PRM-1938 y PRI-1946) la congruencia sea el distintivo más relevante entre el decir y el hacer, para que el PRI conecte y luche de la mano con los que luchan.
Alejandro Moreno “Alito” y su generación al tomar la estafeta partidista, son los continuadores de la esencia priista, volver a sus orígenes: reforma permanente, respeto a leyes e instituciones, luchar junto a los trabajadores del campo y la ciudad, y promover a la democracia con sostenibilidad social. Los priistas perdimos el poder al quedar muy cortos en bienestar social, fracasamos en abatir desigualdad, pobreza y miseria. Ese fue el gran Talón de Aquiles: un neoliberalismo huérfano o de insuficiente justicia social.
Continuará……
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *