No podía ser distinto, cuando el jefe de prensa del Cámara de Diputados no fue alumno, sino maestro de los montajes en Televisa, como aquel que ordenó Genaro García Luna en diciembre de 2005 para simular la detención de la francesa Florence Cassez, que a la postre quedó libre precisamente por esta violación procesal.
Campana Legislativa
No podía ser distinto, cuando el jefe de prensa del Cámara de Diputados no fue alumno, sino maestro de los montajes en Televisa, como aquel que ordenó Genaro García Luna en diciembre de 2005 para simular la detención de la francesa Florence Cassez, que a la postre quedó libre precisamente por esta violación procesal.
Se trata del encargado de la Coordinación de Comunicación Social de la Cámara de Diputados, Eduardo Arvizu, quien al parecer trabaja sólo para quien lo designó, el presidente de la Mesa Directiva, Santiago Creel Miranda.
Resulta que el susodicho Arvizu le planteó a Creel la estrategia Televisa de un montaje en el caso del ingreso de militares armados con fusiles FX05 calibre 5.56, pues debió haber impedido su entrada o desalojarlos del edificio principal de la Cámara de Diputados.
Arvizu, hoy titular de la Comunicación Social de la Cámara de 500 diputados, era jefe de información en el noticiario de Carlos Loret cuando el montaje de García Luna.
Pero no, en vez de ello simuló cumplir la Ley: organizó los honres a la bandera en un montaje en el vestíbulo principal, para hacer creer que había impedido su ingreso al salón de plenos y con ello no se había violentado ningún precepto legal.
Y la cereza del pastel de este montaje fue la expresión, aparentemente enérgica, de Creel diciendo: “La Ley es la Ley”, que dijo insistentemente en su pasarela por diversos medios de comunicación. Otro error delicado, porque se trató de una mentira que repitió hasta el cansancio.
Y es que Creel no hizo cumplir el artículo 24 numeral 4 del Reglamento de la Cámara de Diputados, que dice: “En el Recinto estará estrictamente prohibida la entrada a toda persona armada. En caso de que alguien transgreda esta prohibición, el presidente (o sea, Creel) hará que abandone el Recinto por los medios que estime convenientes y lo pondrá a disposición de las autoridades competentes”.
Quiso hacer creer que a donde no podían pasar era al salón de sesiones, pero falso, porque el mismo reglamento define así el Recinto: “Es el conjunto arquitectónico que alberga a la Cámara, incluyendo Salón de sesiones, edificios de oficinas, patios, jardines, estacionamientos y demás bienes nacionales destinados para el funcionamiento de la Cámara”.
O sea, el vestíbulo de la Cámara de Diputados es parte del “Recinto”, por lo que los militares armados nunca debieron estar ahí, si es que Creel hubiera hecho respetar el Reglamento.
Creel violentó la Ley al permitir militares armados en el ‘Recinto’
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