Si Martí Batres, titular del Ejecutivo en la CDMX estuviera tan seguro de que va a ganar su candidata Clara Brugada, debería de recapacitar y dejar de intervenir en el proceso electoral, porque pone en riesgo la validez de la elección para la Jefatura de Gobierno. FOTO: Archivo GCDMX
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Si Martí Batres, titular del Ejecutivo en la CDMX estuviera tan seguro de que va a ganar su candidata Clara Brugada, debería de recapacitar y dejar de intervenir en el proceso electoral, porque pone en riesgo la validez de la elección para la Jefatura de Gobierno.
Este martes, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) emitió medidas cautelares contra Batres, al prohibirle expresar logros gubernamentales; de igual manera no debe siquiera mencionar las propuestas de Santiago Taboada, el candidato opositor, y ni tampoco opinar sobre qué es bueno y qué es malo para la CDMX en los próximos años. Esto no le prohíbe a Batres realizar conferencias de prensa, pero estos temas los tiene vedados.
La medida cautelar emitida por el IECM incluye las opiniones y comentarios de Batres en sus redes sociales, por lo que al mismo tiempo el organismo electoral instruyó que se haga un monitoreo permanente de éstas.
El tema de fondo por el que Batres pone en riesgo el proceso electoral es que en la Ley se establece –y existe jurisprudencia en el caso de la elección de Colima en 2015–, de que incumplir una medida cautelar es causal de nulidad de la elección. En este sentido, por tratarse de una contienda para una gubernatura o equivalente, es la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el que califica la validez de la contienda.
Así como Batres, seguramente el presidente López Obrador algo debe saber de las tendencias electorales en la CDMX, porque también se ha metido en la contienda con todos los recursos del Estado. Primero criticó al candidato opositor, Santiago Taboada, y este lunes ofreció resolver el problema del agua en Iztapalapa, que tuvo 11 años para hacerlo, y lo eludió.
“Yo pienso que se va a resolver pronto. Su demanda es muy justa. Se va a seguir garantizando que haya seguridad. Pero todavía hace falta más (sic)”, dijo López Obrador, quien fue jefe de Gobierno durante 5 años, y no resolvió el problema. Lleva casi 6 años como presidente y no solucionó el problema. Además, Clara Brugada gobernó Iztapalapa durante casi 9 años, una vez como delegada y dos como alcaldesa, y no resolvió el problema. Pero ahora promete que en 60 días lo va a solucionar, como un mero asunto electorero.
Así como logró la tarjeta amarilla contra Batres, Taboada no va a dejar pasar una. Apenas horas después de la intervención de López Obrador acudió al INE para presentar una queja y reunirse con su presidenta, Guadalupe Taddei. Solicitó medidas cautelares contra el primer mandatario para que deje de intervenir de manera ilegal en el proceso electoral de la capital. “Ya sabe que va a perder su candidata, por eso se entromete”, aseveró Taboada al salir del INE.
Esta actitud de AMLO y Batres evidencia que el poder más que los obnubiló y se olvidaron que, cuando en las campañas de 2006, el presidente Vicente Fox intervino para favorecer al entonces candidato del PAN, Felipe Calderón, los dos hoy morenistas se rasgaban las vestiduras y gritoneaban que eso era ilegal.
Precisamente esa intervención de Fox –para entonces no ilegal, pero sí ilegítima– fue parte del alegato de López Obrador para solicitar la nulidad electoral y asegurar –hasta la fecha– que en esos comicios hubo fraude. En este 2024, AMLO se ha metido con todo y de manera absolutamente descarada, ya hasta en las campañas de la CDMX. A ver qué resuelve el TEPJF al final. Lo veremos.
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