La realidad alcanzó al corcholata Marcelo Ebrard y tuvo que apresurar el arranque de sus eventos de proselitismo, pues algunos aliados y operadores políticos empezaron a abandonarlo para sumarse a la virtual precampaña de Adán Augusto López Hernández, en la competencia por la candidatura presidencial de Morena para 2024.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La realidad alcanzó al corcholata Marcelo Ebrard y tuvo que apresurar el arranque de sus eventos de proselitismo, pues algunos aliados y operadores políticos empezaron a abandonarlo para sumarse a la virtual precampaña de Adán Augusto López Hernández, en la competencia por la candidatura presidencial de Morena para 2024.
Un caso emblemático es de un operador clave de Ebrard que desde hace unas semanas ya está con Adán López. Es un muy buen organizador de toda la logística de mítines y plantones. En su currículum, destaca que fue el encargado de conseguir y coordinar la colocación de las lonas para el plantón de López Obrador en Reforma, en el 2006. También fue delegado al oriente de la capital.
Por eso, Ebrard ya no esperó más. Y el sábado inició su primera etapa por la candidatura presidencial. “¿Por qué en la CDMX?”, le preguntaron. “Porque soy de aquí”.
Es probable que haya elegido la capital porque precisamente le va a ser más complicado. Al mal paso darle prisa, pues habrá un riesgo latente de que le boicoteen sus eventos, de manera espontánea o con montajes de sus principales adversarios, los duros, los radicales de Morena, los que apoyan a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Temas hay varios que le afectan a Ebrard, pero quizás el más delicado para él, es el que siempre lo va a perseguir: la responsabilidad (al menos política) que le atribuyen por la tragedia en la Línea 12 del Metro, ocurrida en mayo de 2021, en que murieron 26 personas y más de 100 resultaron lesionados (algunos incapacitados de por vida).
El señalamiento más importante contra Ebrard por la tragedia en Línea 12 proviene de Sheinbaum. Lo hizo el pasado 7 de octubre en un acto de carácter Constitucional: su Cuarto Informe de Gobierno, ante el Congreso de la Ciudad de México.
Cuando Sheinbaum exponía las “acciones” de su gobierno para el Sistema de Transporte Colectivo, Metro, dijo enfática: “Y, después del trágico accidente de la Línea 12 a consecuencia de problemas de origen, estamos trabajando en su reforzamiento”. Políticamente, Ebrard el responsable, porque fue su administración al frente del Gobierno del Distrito Federal que se construyó la también llamada Línea Dorada.
Acaso por ello desde el sábado, en su primer evento, Ebrard sacó bandera blanca y dijo que no busca pleitos, y menos con sus compañeros de Morena, a quienes conoce bien, y en este momento son sus principales adversarios. Baste recordar que, siendo jefe de gobierno, su subordinado, Martí Batres, entonces secretario de Desarrollo Social, le organizó una rechifla en un evento del PRD, allá en 2011. Hoy está la Presidencia en disputa.
Otro tema que van a usar contra Ebrard ya lo dejó claro Sheinbaum en una entrevista con el diario El País: su pasado salinista, pues incluso laboró en Los Pinos como asesor directo del presidente Carlos Salinas, en 1994, después de haber sido secretario de Gobierno del Departamento del Distrito Federal.
Ebrard respondió a Sheinbaum que él es parte del movimiento del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador desde que declinó (en el 2000) a su favor por la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal.
En realidad, Ebrard conoció a López Obrador en 1993, cuando éste encabezó un plantón de trabajadores de Pemex en el Zócalo. Como secretario de Gobierno, por instrucciones de su jefe, el regente Manuel Camacho, Ebrard fue el encargado de darles cash para que se regresaran a Tabasco.
A propósito de la narrativa actual, no le va mal a Ebrard llamarle “El Virrey del Cash”.
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