En esta lógica, la ratificación de Ernestina Godoy quedó en las manos de Alejandro Moreno, Alito, presidente nacional del PRI, partido que es la bisagra constitucional en el Congreso capitalino. FOTO: Fiscalía CDMX
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Algunos legisladores de oposición en el Congreso de la Ciudad de México plantearon de arranque la posibilidad de congelar el trámite de la ratificación de Ernestina Godoy desde la Presidencia de la Mesa Directiva, porque ahora la tienen ellos con la diputada del PAN, Gabriela Salido. El plan era repetir lo que hizo por tiempo prolongado el antecesor presidente del Congreso, el diputado priísta Fausto Zamorano, con los proyectos de Plan de Desarrollo Urbano y Programa General de Ordenamiento Territorial, que dilató en turnarlos a Comisiones, porque no había tiempo límite para tramitarlos.
Sin embargo, en el caso de la ratificación de Godoy, la Ley Orgánica del Congreso de la CDMX reglamenta el caso del nombramiento del Fiscal. En su artículo 120, el ordenamiento establece que la propuesta de ratificación que haga el jefe de gobierno debe ser dirigida y recibida por la Mesa Directiva, que “de manera inmediata deberá turnar la misma a la Comisión de Administración y Procuración de Justicia”. De ahí avanzará muy pronto al Pleno. Se calcula que sería a más tardar en la sesión Plenaria del 14 de noviembre.
En realidad, el freno a la ratificación de Godoy escapa de a las posibilidades de los panistas, quienes son los más interesados en impedir que continúe en el cargo, porque le atribuyen ser artífice de la persecución contra la oposición en la capital, que hoy tiene tras las rejas quien fuera el coordinador del PAN en el Congreso capitalino, Christian Von Roehrich.
En esta lógica, la ratificación de Ernestina Godoy quedó en las manos de Alejandro Moreno, Alito, presidente nacional del PRI, partido que es la bisagra constitucional en el Congreso capitalino. Para ratificar a Godoy son necesarias dos terceras partes de los diputados, es decir, 44 de los 66. Hoy, Morena y sus aliados del PVEM y PT tienen 35 votos. Hay que sumar los de los diputados ex panistas Andrea Vicenteño y Gonzalo Espina, además del ex perredista Jorge Gaviño, a quienes cooptó Morena. Con ellos suman 38.
La clave está en el PRI, donde son ocho diputados. Cuatro de ellos, que no son de Alito o tienen mucha presión, podrían acompañar a los morenistas. Son Guadalupe Barrón, Maxta González, Silvia Barrios y Fausto Zamorano, general en retiro que recibe instrucciones del alto mando militar. El caso de Silvia Barrios es un tema familiar, porque su mamá y su hermana están en procesos penales por parte de la Fiscalía de Godoy. Con ellos cuatro, Morena y aliados podrían alcanzar 42 votos, y sólo estarían a dos de la meta, ya muy difícil de alcanzar, porque sólo quedarían cuatro legisladores sin definirse: Ernesto Alarcón, Jonathán Colmenares, Tania Larios y Mónica Fernández. Todos son de Alito, del CEN; ninguno de ellos podría moverse sin su autorización.
Es decir, el futuro de Ernestina está en las manos del líder nacional del PRI, que no parece tener incentivos políticos para apoyar a Godoy, porque es la misma que congeló denuncias por corrupción en contra de la gobernadora Layda Sansores, de cuando fue alcaldesa en Álvaro Obregón, entre 2018 y 2021, y ha perseguido y denostado hasta el cansancio al líder priísta. Alito debe tener mayor rentabilidad política yendo contra Godoy, porque hasta cachetada con guante blanco le daría a los panistas, por aquello de que David Cortés, hermano de Marko, líder nacional del PAN, anda apoyando a Morena en Michoacán para aprobar nombramientos clave, como al titular de la Auditoría Superior del Estado. Lo veremos.
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *