El escenario más probable apunta a que la vicecoordinadora del PAN en el Congreso de la Ciudad de México, Luisa Gutiérrez, será la próxima presidenta del partido en la capital del país, en relevo de Andrés Atayde, quien se va a probar suerte como coordinador legislativo. FOTO: Congreso CDMX
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El escenario más probable apunta a que la vicecoordinadora del PAN en el Congreso de la Ciudad de México, Luisa Gutiérrez, será la próxima presidenta del partido en la capital del país, en relevo de Andrés Atayde, quien se va a probar suerte como coordinador legislativo.
No se vislumbra otra candidata o candidato que tenga la fuerza de ella. Santiago Taboada, ex candidato a la Jefatura de Gobierno y quien obtuvo más de 2 millones 161 mil sufragios, no ha levantado la mano. En realidad, en privado él dice que no aspira al cargo, que no lo busca, que no quiere. Sin embargo, aún no define cuál será su futuro político, qué caminos habrá de seguir.
La decisión de quién encabezará al partido en la capital –panistas y no panistas lo saben–, corre a cargo del diputado Jorge Romero, quien controla en absoluto al partido en la CDMX, y que tiene altas posibilidades de lograr lo mismo a nivel nacional, ahora que termine el ciclo de Marko Cortés.
De esos 2 millones 161 mil votos, la inmensa mayoría provienen del PAN, al que le otorgaron 1 millón 570 mil cierto; 424 mil para el PRI, y apenas 155 mil para el PRD. Por supuesto, ningún mérito hay que restarle a Taboada, quien sin duda ha sido el mejor candidato que ha tenido el partido desde 1997 que se elige al jefe de Gobierno en la CDMX, antes DF.
El capital político real con el que iniciaría su presidencia Luisa Gutiérrez sería básicamente el voto panista, porque el PRD y el PRI van camino a la extinción, y por eso el mayor reto para ella sería que esos sufragios no se fueran a Morena, sino que se quedaran en la oposición, en el PAN, para lo cual tiene que plantear un proyecto verdaderamente atractivo.
Los panistas deben tener claro que requieren casi una refundación del partido, para reconstruir desde el centro a la periferia sus principios de doctrina, sus documentos básicos, su plataforma, redefinirse en el espectro político. Y lo más difícil: que la gente los vea como sus representantes políticos, lo que parece claro ya consiguieron en las cinco alcaldías que ganaron: Cuajimalpa, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Benito Juárez y Coyoacán. Pero les falta.
Luisa Gutiérrez no podrá sola, requiere hacerse de un buen equipo de colaboradoras y colaboradores. Tiene muy buenas cartas, gente con experiencia ya en gobierno y en procesos legislativos. Por ejemplo, Lía Limón, alcaldesa saliente en la Álvaro Obregón –a reserva de lo que ocurra con su impugnación al resultado electoral–; Margarita Saldaña, de Azcapotzalco, clave en los inicios de la trayectoria política de Jorge Romero y de Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo. También Gabriela Salido, diputada presidenta del Congreso de la CDMX, quien por ahora la dejaron fuera de las diputaciones plurinominales, por el regalito que le dieron a Morena cinco consejeros del Instituto Electoral de la Ciudad de México. De saque, ahí tiene un primer equipo muy bueno.
Luisa Gutiérrez ha reconocido públicamente que todavía falta un análisis más profundo de los resultados electorales del 2 de junio, para revisar qué hicieron bien y qué mal. En este sentido, un tema fundamental es reconocer por qué los involucraron en el tema del cartel inmobiliario, que desgastó mucho al partido y a sus candidatos, aunque digan que no. En este sentido, un punto muy importante es que sus cinco alcaldes sean sumamente cuidadosos con el tema inmobiliario.
La propia Luisa Gutiérrez reconoce que el escenario hacia 2027 pinta “con muchas complejidades, pero no catastrófico”. Lo veremos.
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