Si las autoridades emanadas de Morena en la Ciudad de México estuvieran verdaderamente ocupadas por ofrecer mejor seguridad y combatir la impunidad que alcanza casi el 99% de los ilícitos denunciados, habrían dejado como encargado de la Fiscalía a un especialista, y no a un pariente de Martí Batres. FOTO: GCDMX
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Si las autoridades emanadas de Morena en la Ciudad de México estuvieran verdaderamente ocupadas por ofrecer mejor seguridad y combatir la impunidad que alcanza casi el 99% de los ilícitos denunciados, habrían dejado como encargado de despacho de la Fiscalía General de Justicia a un especialista en investigación criminal, en asuntos jurídicos, y no a un pariente del jefe de Gobierno con una carrera meramente política, sin experiencia en impartición y procuración de justicia.
No quisiera citarlo, pero sucedió lo planteado en la prospectiva que difundí en este espacio desde el pasado 29 de noviembre, de que eran prácticamente nulas las posibilidades de que Ernestina Godoy fuera ratificada por otros cuatro años al frente de la Fiscalía y que antes de concluir su periodo, el 9 de enero, designaría a un nuevo titular de la Coordinación General de Investigación Territorial –funcionario responsable de cubrir las ausencias del fiscal en turno–. En ese mismo artículo, preví que el escenario más probable es que designara a alguien completamente sumiso a ella, en específico, quien entonces era su vocero Ulises Lara.
Ambos escenarios se cumplieron. Este martes Godoy designó a Lara como Coordinador y desde este miércoles ya es el encargado de la oficina de la Fiscalía General, a pesar de que no reúne el perfil profesional para ocupar esa gran responsabilidad. Ni siquiera es licenciado en derecho. Además, milita en Morena, con lo que tampoco cubre con el requerimiento de autonomía e independencia, y esto se agudiza por su parentesco con la familia del jefe de Gobierno, Martí Batres: Lara es padre del hijo de Lenia Batres, hoy ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. O sea, Batres es tío carnal del hijo de Lara.
Una aberración es que el responsable de la Fiscalía, sin ser abogado, tendrá bajo su mando a cientos de agentes del Ministerio Público que sí son abogados y con experiencia en criminalística.
Batres tuvo en su escritorio un análisis de su Consejería Jurídica en el que le hicieron ver que podría aprovechar lagunas legales y reglamentarias para colocar a su ex cuñado como encargado de la Fiscalía, a pesar de que la lógica política y jurídica dicta que debería cubrir los mismos requisitos que para ser titular de la Fiscalía, establecidos en el artículo 39 de la Ley Orgánica de la dependencia: tener título y cédula de licenciatura en derecho, con experiencia mínima de 5 años; someterse a evaluaciones de confianza; hacer pública su declaración patrimonial, de intereses y fiscal.
El vacío legal es porque la Ley remite al Reglamento de la Fiscalía para establecer mayores criterios y requisitos sobre quién suple las ausencias del fiscal. Godoy no emitió tal Reglamento en los cuatro años que fue fiscal, probablemente para dejar deliberadamente el vacío jurídico. Mejor el Reglamento de la extinta Procuraduría General de Justicia establecía en su artículo 128 que para ser encargado del despacho del procurador eran los mismos requisitos que para ser titular de la dependencia. Enorme retroceso.
Con esa laguna legal y plena discrecionalidad política y partidista, Godoy designó a su incondicional, seguramente para continuar la persecución política contra sus adversarios en las campañas, y más porque Morena y Brugada saben que están a un tris de perder la Ciudad de México.
A Lara habrá que seguirle la pista para ver si las semanas o meses que se haga cargo de la Fiscalía en realidad ve por el interés de los ciudadanos y no por el proyecto político-electoral de Morena. Lo veremos.
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